Un tirano en casa


Cada día se suceden casos de violencia sexista doméstica -la mal llamada de género y/o de géneros- abrumadora y mayormente contra las mujeres. Un mínimo de seis víctimas diarias -cinco son mujeres frente a un caso masculino- sufre agresiones físicas de su cónyuge dentro del hogar. Las denuncias de padres contra hijos por maltrato, amenazas y violencias verbal, física y psicológica; se han multiplicado por término medio y en general hasta ocho veces más en tan sólo cuatro años. Existen zonas y regiones que han batido el récord. El porcentaje se multiplicó hasta catorce veces más respecto a las medias estatales. Algo preocupante, grave y muy serio. Un dato escalofriante indicador de que está fallando todo el sistema. Fallan la sociedad, la colectividad y el individuo.

Las tensiones familiares -cada vez mayores y más virulentas- junto a una mayor ineptitud de los padres respecto a épocas anteriores al estar obligados a afrontar más dificultades a la hora de conciliar la vida familiar y laboral -sobre todo en el caso de la mujer-, el incremento de rupturas de familias por separaciones y divorcios -más bien por el desamparo y depresiones de los hijos- y la ausencia de culpa o de conciencia de la mayoría de jóvenes; parecen ser las principales causas de la violencia doméstica entre hijos y padres y el motivo del denominado 'sindrome del emperador' que muchos adolescentes padecen y bajo cuyos síntomas actúan insultando y golpeando a sus padres, comportándose como auténticos déspotas y tiranos, al igual que lo fueron con sus súbditos, los césares o emperadores de la Historia. Para la psicología actual, de este síndrome o perturbadora conducta de los jóvenes solo se conoce una reducida parte, por lo que se está en la punta del iceberg de un complejo, extenso, profundo y vasto problema. De ahi que hayan múltiples causas de la existencia del 'sindrome del emperador' como: la necesidad de invertir más tiempo en la actualización profesional, el absentismo escolar, el fracaso en los estudios, la crisis de valores y de principios, la excesiva comodidad y confort del estado del bienestar que provoca exagerado materialismo dañino, etcétera.

Lo más grave es que el 'síndrome del emperador' no sólo afecta a niños y adolescentes de familias pobres, incultas y problemáticas, -caldos de cultivo idóneos- sino también a aquellos en cuyos hogares contrariamente hay economía, cultura y formación y no se dan episodios de violencia -ni entre la pareja ni de ésta contra los hijos- Esto es, entre un 10 y un 20 por ciento de la casuística general. Y los padres de este porcentaje son padres modelo o correctos a los que no se les puede acusar de fomentar la violencia, por poco extraordinarios o corrientes que puedan ser, o por muy tolerantes y consentidores que sean. Por ejemplo, son más de 5.500 los padres de España que interpusieron denuncias contra sus hijos en la región valenciana por maltrato y violencia en el hogar ante los juzgados entre enero y septiembre de 2005. Padres e hijos de todas las edades. No solo adultos contra adolescentes. Incluso padres ancianos contra hijos ya más que adultos. Tal como está la situación, por muy buenos padres que seamos, de repente se nos puede volver 'rana' u 'oveja negra' nuestro mejor hijo. Y es que cualquiera podría tener un tirano en casa.

Josep Esteve Rico Sogorb

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