No te identifiques con el problema
Imagina que tienes un hijo adolescentes que empieza a vivir su vida de una forma que no se adaptar a lo que tú desearías. Antes era un chico ejemplar y ahora comienza a hacer elecciones propias y no siempre "acertadas", a tu parecer haberse deteriorado, la comunicación se bloquea a veces y esto te hace sufrir. Incluso te deja sin energías para disfrutar de todo lo demás: tu relación de pareja, tus amistades, tu trabajo, tus libros...
El error Te has identificado con un conflicto, lo has magnificado y lo has convertido en el centro de tu vida. Lo estás gestionando mal y se está llevando todas sus energías, dejándote agotado, bloqueado e incapaz de disfrutar o experimentar cualquier otra cosa.
La solución Establece una distancia con el problema para ver elementos que desdramaticen tu experiencia, como por ejemplo: que simplemente está pasando por una etapa normal de adolescencia, que pásará, y que tenéis toda una vida por delante para vivirla de una manera más relajada ( y con nuevos y diferentes conflictos); que esta parte de tu vida es sólo eso, una parte, y que cuentas con muchas otras cosas gratificantes que disfrutar y de las que alimentar tu estado de ánimo.
Con una posición de distancia, seguramente, verás las cosas con más claridad, podrás aceptarlas y tomarás decisiones más adecuadas sin dejarte arrastrar por las emociones. Entonces serás capaz de apreciar todo lo bueno que posees y de no descuidarlo, así como disfrutar de los placeres de tu vida que, a la vez, servirán de alimento a tu optimismo, tu alegría, tu fortaleza y tu capacidada para desdramatizar.
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