Resolver conflictos
Los conflictos entre las personas surgen, con mucha frecuencia, de la forma que tenemos de decir las cosas. Discutimos cuando reaccionamos de manera visceral a lo que la otra persona nos está diciendo y nos empeñamos en tener razón en vez de ponernos de acuerdo. Si practicamos el dialogo emocional, podremos transformar el conflicto en una oportunidad para el aprendizaje. Las claves para conseguirlo son: hablar de nuestros sentimientos, buscar el momento apropiado, no criticar y administrar la sinceridad.
Estoy sentado en una cafetería he quedado con mi mujer para ir hacer las compras y, como siempre he llegado con diez minutos de antelación. Mientras la espero, me entrego entretengo mirando las mesas de mi alrededor. En una esquina, una pareja me llama la atención están discutiendo airadamente, No puedo oír con claridad ki que se dice, pero por el tomo de voz que me llega y por las caras que veo, diría que tienen un buen conflicto.
La escena me inquieta. Aun sin conocerlos de nada, se me encoge el corazón, pues odio el conflicto. Pasan unos largos quince minutos, y allí siguen ellos, discutiendo y subiendo el tono por momentos. Ahora si que llegan partes de la discusión. Oigo que hablan de una vacaciones: “Pues si no puedes el 24, no hace falta ni que vengas” dice ella “Ya veo que no quieres bajar del burro...” le contesta él.
Por suerte llega mi mujer. Se sienta conmigo. Acabo mi café de un trago y nos levantamos para ir a hacer las compras, En la mesa de la esquina, las cosas siguen igual. Los miro sin disimulo. Me gustaría acercarme, detenerles y decirles “Dejadlo ya. Así es imposible que lo resolváis...”
Expresar sentimientos
Los conflictos no son un problema de razones, son un problema de emociones. Las conversaciones se convierten en discusiones porque reaccionamos emocionalmente a lo que el otro dice. En este contexto, llevar muy lejos las discusiones no resuelve nada.
Sólo hay un camino para abordar los conflictos: abrir la puerta al diálogo emocional, un diálogo que supone dejar de lado el asunto concreto sobre el que estamos discutiendo y comenzar a hablar sobre nuestros sentimientos. Porque el diálogo emocional consiste en compartir qué sentimientos despierto yo en ti cuando me comunico y qué sentimientos despiertas tú en mí.
Los conflictos son de sentimientos, y sólo compartiéndolos podemos abordar sus raíces y conseguir superarlos. El camino no es fácil. Exige cierta disciplina y ciertas reglas. Pero el resultado merece el esfuerzo: más allá de superar un determinado problema, supone una maravillosa ocasión para el crecimiento. Los conflictos, abordados a tiempos, resueltos a través del diálogo emocional, acaban siendo grandes maestros.
¿Cómo podemos abordar el diálogo emocional? Desde el punto de vista de la comunicación, hay tres reglas fundamentales que debemos tener muy presentes: la primera es elegir el momento adecuado, la segunda hacer observaciones en lugar de críticas; y la tercera administrar la sinceridad.
Ya que vamos a dialogar sobre sentimientos, lo primero y fundamental será estar en contacto con estos sentimientos. Es imprescindible mirar hacia nuestro interior e identificar lo que sentimos. No necesitamos justificar nuestros sentimientos o darles una explicación. Los sentimientos son, siempre legítimos, sólo necesitamos estar en contacto con ellos para poder compartirlos.
Cuando en una discusión nos hemos sentido agredidos, algo se mueve en nuestro interior y activa nuestras emociones. Si dejamos salir todas estas emociones inmediatamente, reaccionaremos de forma impulsiva, soltando todo lo que nos viene a la cabeza provocando, sin querer pequeños estropicios que multiplican y hacen crecer el conflicto. Son aquellas situaciones en las que acabamos diciendo cosas que nos gustaría no haber dicho.
F. Ramón- Cortés
Autor de La isla de los cinco faros.
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