Reconstruir nuestra historia personal II



b) Temor al abandono
Este tipo de miedo aparece fundamentalmente en las relaciones afectivas, donde hay una figura extremadamente fuerte enfrentada a una mu débil que, por temor a ser abandonada, cede todos sus espacios, permitiendo ser manipulado en la creencia errónea de que ese tipo de conducta mantendrá el amor y la armonía con su pareja.
Nada más alejado de la realidad. Lo que podemos apreciar habitualmente es que este tipo de actitud sólo sume a quien adopta el papel de v´citima en una espiral ascendente que lo lleva con el tiempo a perder su identidad, permitiendo que quien se apodera de todos sus espacios determine qué, cómo y cuándo se llevarán a cabo sus designios.
Es indudable que una relación basada en tal desigualdad culmina en un conflicto de grandes proporciones, donde quien ha cedido su territorio comienza a percibir la necesidad imperiosa de recuperarlo, enfrentándose entonces a la negativa de quien lo manipuló durante tanto tiempo y que no está dispuesto a ceder en área que conquisto con el consentimiento de su víctima.
Una vez desatada la confrontación, se torna muy difícil la negociación, ya que ambas partes, a hora sí defienden su espacio generándose rupturas irreconciliables. Salvo que quien ha manipulado durante tanto tiempo reflexiones y está dispuesto a modificar su conducta y su actitud, se hace muy difícil llegar a un acuerdo de convivencia digno para ambos.

c) Sentimiento de culpa
He aquí una de las herramientas preferidas por el manipulador. Se trata de una sutileza más en su estrategia por degradar a su víctima. Le introduce suavemente, y sin que quien recibe el mensaje pueda darse cuenta, un sentimiento de culpa por cosas que no ha hecho o por circunstancias en las cuales no ha tenido participación alguna.
La propia inconsistencia de su autoestima es un terreno fértil donde este sentimiento de culpa crece y se desarrolla sin límite, hasta llegar a ser insoportable el peso de la culpa que puede arrastar y cargar sin razón alguna.
Por eso es tan importante realizar periódicamente los balances necesarios que nos permitan ver cómo están ubicadas las piezas en el tablero de nuestra vida.
¿Qué hechos del pasado son responsabilidad nuestra y, por tanto, podemos sentir una culpa genuina, como errores cometidos, omisiones o decisiones erróneas del pasado, y cuáles no lo son, aliviando definitivamente nuestra carga y nuestro inútil sufrimiento?
Liberarse de las falsas culpas quizá llegue a ser uno de los ejercicios más difíciles de ejecutar, pues no olvidemos que quien manipula intenta por todos los medios mantener ese sentimiento lo más vivo posible, para hacernos sentir seres indeseables en toda la extensión de la palabra.
La autocritica debe ser justa. Eso significa que tenemos que hacernos cargo de nuestros errores, por supuesto, pero de ningún modo tenemos por qué cargar con culpas que nos han sido depositadas a lo largo de los caminos de la vida en episodios en los cuales nuestra participación ha sido nula.
No olvidemos nunca que quien manipula pasa de la solicitud amable a utilizar todas las formas de agresión posibles, entre las cuales se encuentra también el proyectar e introducir el sentimiento de culpa en su victima.
Nos sentiremos liberados cuando nos hagamos responsables de nuestros errores y podamos dejar a un lado todo aquello de lo que no somos responsables y por lo cual se nos culpó durante años y años.

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