El proceso de la violencia en la pareja


La violencia en la pareja puede adoptar tres formas principales: la física, la psicológica y la sexual. Cada una de ellas se expresa, a su vez, de diferentes maneras.
Por ejemplo, la violencia física se puede manifestar en forma de herida con arma de fuego o cortante, hematomas, quemaduras, rotura de dientes o huesos, halones (tirones) de pelo…
La psicológica puede incluir burlas en público o en privado, amenazas, obstáculos para la relación con familiares y amistades, insultos, intimidación con a mirada o el tono y el volumen de la voz, gestos de hostilidad, valoraciones negativas de su salud mental…
La sexual se manifiesta en la violación, prostitución forzada, la imposición durante el acto sexual de gestos conductas contra la voluntad de la mujer, la introducción de objetos punzantes o dolorosos en su cuerpo…
Estas tres formas de violencia no necesariamente se manifiestan aisladas una de la otra. La psicológica, por su parte, está presente de algún modo, en todas las situaciones.
Para la descripción del proceso de la violencia en la pareja se utiliza mayormente el modelo Ciclo de la Violencia (Walter 1980) que abarca las tres siguientes fases:

a.- Acumulación de tensión. Aquí se dan incidentes episódicos de roces y amenazas, saturados de ansiedad y hostilidad.
b.- Descarga de la violencia. Incluye la explosión de las hostilidades latentes en la fase anterior (pueden abarcar desde el empujón, la bofetada o el apretón de brazo, hasta el asesinato)
c.- Luna de miel. Estadio caracterizado por las expresiones de arrepentimiento, las disculpas, los regalos y las promesas de un futuro diferente y feliz.

Alrededor de este modelo giran diversas variantes del mismo. En una de ellas, la de La rueda de la Violencia (Sor Juana Inés 1996) se añade al Círculo de la Violencia clasico una fase central de negación de lo que ha pasado y de la posibilidad de nueva ocurrencia. En el centro de este modelo, figuran las relaciones de poder. Cada eje de la rueda representa acciones violentes, como expresión del ejercicio de poder y control realizado por la persona agresora. Sin incluir propiamente fases, alude especialmente a las tres dimensiones principales de violencia en la pareja: la física, la sexual y la psíquica.
El Efecto de la Bola de Nieve (Garro 1992) visualiza el proceso acumulativo de la tensión latente, que acaba desembocando en la violencia manifiesta.
Otros esquemas combinan el proceso de violencia interindividual con el de la violencia estructural. Es el caso del modelo Espiral de la Violencia (Garro 1992) que describe la secuencia de acumulación, agravación y expansión del proceso agresivo.
También incluye el concepto normalización de la violencia, que remite a un efecto de la repetición e imposición permanente de la misma. El proceso e Espiral incluye cuatro fases: la normalización, las conductas violentas, la repetición y la adaptación que reconduce cíclicamente a la normalización. Este modelo combina los componentes personales, estructurales, al tiempo que los manifiestos y los latentes del proceso de violencia.
El caso de la violencia psíquica es el menos estudiado. El proceso de la violencia en esta dimensión se desarrolla también en espiral y por fases:
Siguiendo, por analogía, el modelo de la estructura de una planta, hay una fase inicial de semilla de la violencia. Todo empieza con críticas sutiles, justificadas con expresiones te lo digo por tu bien…
En la segunda fase, emerge ya el tallo, con las ramas y las hojas: la repetición del juego anterior va acompañada de malestar creciente ( por lo que se vive) y de resistencia (por lo que se percibe), además de confusión, desorientación y sentimientos de culpabilidad.
En la tercera fase surge el capullo que se convierte en flor. Equivale a la fase de explosión del modelo Ciclo de la Violencia. Las formas más sutiles de violencia psíquica se hacen visibles de las formas más diversas, como las miradas y los gestos amenzadores o las burlas más constantes en privado y en público.
La cuarta fase es la raíz. En ella la violencia psíquica arraiga en la mentalidad de la mujer. Esta, una vez la ha internalizado, presenta las señales del maltrato psíquico. No consisten en hematomas o heridas visibles fisicamente, sino en manifestaciones de comportamiento en forma de autoanulación, pasividad, autoestima negativa, aturdimiento, trastornos psicosomáticos etc.


Te pego porque te quiero. Leonor M Canteras Espinosa

1 comentario:

LUIS SCHNITMAN dijo...

Es muy interesante la descripción de los ciclos y formas de manifestación de la violencia, que permite identificarla a la mujer con mayor eficacia y seguridad y sobre todo más rápidamente antes de que la situación se encone.
Tan sólo quisiera agregar que también es de interés analizar los aspectos psicológicos internos que hacen que se produzcan los hechos violentos, o acompañan su producción.
Hemos trabajado en la clínica algunos de estos aspectos, en particular la combinación de obsesión, histeria,idealización.
Pongo a su disposición el libro: VIOLENCIA EN LA PAREJA, y el blog
http://psicoterapiadeverdad.blogspot.com/
en que estoy publicando hoy un artículo.
Un cariñoso saludo
Luis Schnitman