Cambiar la forma de ser padres
Durante la madurez, suelen darse, básicamente, dos situaciones que pueden ocasionar conflictos con nuestros padres: la dependencia de los hijos hacia los padres y la de los padres indefensos.
La primera, cuando estos no se dan cuenta de que sus hijos han crecido. Siempre digo que los padres nunca se jubilan de su trabajo de padres, deben jubilarlos los hijos. De hecho, los padres suelen resistirse a pensar que sus hijos pueden actuar de amanera autónoma, que deben tener sus aciertos y equivocaciones… Son los hijos quienes tendrán que transformar la relación Padres-hijos” en “adultos-adulto” y digo relación. Porque el vínculo afectivo se mantendrá siempre- Pero ¿Qué hacemos cuando los padres no quieren jubilarse?
La respuesta está en nuestro interior, debemos plantearnos si realmente hemos dejado de depender de ellos, tanto material como emocionalmente (esperando siempre su aprobación). Solemos reprobar la autoridad paterna cuando, en realidad, somos nosotros quienes les concedemos ese papel. La solución pasa por ser consciente de ello. Cuando dejamos de depender de la aprobación de nuestros padres en cada paso que damos, tenemos gran parte del problema resuelto.
La situación de los padres indefensos, por su parte, también es común. Se trata de personas que transmiten a sus hijos lo mal que las ha tratado la vida, generando en ellos la necesidad de compensarles. En estos casos, los hijos desarrollan un gran sentimiento de culpa que los atrapa en un vínculo asfixiante. Suele ser que estos padres no han tenido una vida fácil, pero no es menos cierto que asumen u transmiten un victimismo que obliga a sus hijos a hacerse cargo de su bienestar.
En este caso, de manera adulta y sin culpas, tendremos que decidir hasta dónde queremos y podemos responsabilizarnos sin ver afectada nuestra paz interior.
Julia Atanasopulo
Directora del Centro Andaluz de psicoterapia.
Mente Sana
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