Factores de riesgo- Infancia- violencia
En esencia, un factor de riesgo es una característica (individual, familiar, social, etc.) cuya presencia aumenta la probabilidad de que se produzca un determinado fenómeno.
En el campo de la violencia, un factor de riesgo es toda característica que, en alguna medida, sitúa al sujeto en una posición de vulnerabilidad hacia este tipo de comportamiento.
El concepto de factor de riesgo es, pues, probabilístico no determinista. El hecho de que una persona muestre factores de riesgo no implica que necesariamente vaya a desarrollar conductas problemáticas; significa únicamente que, si lo comparamos con un individuo sin esos factores, tendrá una mayor probabilidad de llegar a implicarse en esas conductas. Por lo tanto, es necesario enfatizar que los factores de riesgo no llegan a tener el estatus de causas. Ningún factor de riesgo por sí solo permite predecir adecuadamente el problema; los factores actúan en interrelación, modulándose e influyéndose entre sí.
Factores de riesgo individuales
Pueden ser de tipo biológico, entre ellos las disfunciones neurofisiológicas y lesiones cerebrales; y de tipo psicológico, entre los que destacan algunos trastornos psicóticos como la esquizofrenia, algunos trastornos de personalidad como el trastorno antisocial (llamada por otros “psicopatía”) y algunos trastornos de conducta, como el trastorno de conducta disocial.
En ocasiones, sin llegar a tratarse de trastornos, hay algunas características que actúan como factores de riesgo, como deficiencias de empatía, impulsividad e hiperactividad.
Factores de riesgo familiares
Entre estos se incluyen cuestiones tan diversas como las prácticas de crianza nadecuadas (bien autoritarias, permisivas o negligentes); la desestructuración familiar, que no sólo hace referencia como se cree a la ausencia de la figura paterna o materna, sino que incluye también las familias que presentan problemas para cuidar adecuadamente a sus hijos; el haber presenciado o sufrido actos de
violencia doméstica, tales como la falta de afecto y de atención, el abandono, las malas relaciones paterno-filiales, los problemas de comunicación en la familia, los modelos y refuerzos inadecuados, la existencia en los padres de trastornos adictivos, o algún otro tipo de trastorno como el trastorno antisocial o la psicopatía.
Factores de riesgo sociales
Entre los factores de tipo social encontramos el bajo nivel educativo, la permisividad social hacia conductas violentas, la pertenencia a grupos sociales marginados o excluidos, la influencia del grupo de compañeros, la asociación con entornos delictivos y la influencia de los medios de comunicación y de los videojuegos. Es importante tener en cuenta que el pertenecer a un ambiente social
desfavorecido no es un factor de riesgo como tal; sin embargo, sí es un potenciador de la conducta violenta, puesto que constituye una importante fuente de estrés.
Factores de riesgo culturales
Por último, entre los factores culturales que subyacen a los comportamientos o actitudes violentas, destacan la promoción de contravalores tales como el individualismo, el inmediatismo —el no postergar la gratificación—, la competitividad, el hedonismo y el consumismo, la falta de respeto a los símbolos de autoridad (politicos, legislativos, sociales etc.), y la desconfianza en las instituciones.
Junto a estos factores, que parecen propios de la cultura occidental, hay así mismo algunas prácticas tradicionales que presentan la violencia como necesaria; un ejemplo de ello es la mutilación genital femenina.
Por Isabel Iborra Marmolejo
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