Amor I
Entre los individuos, la amistad nunca viene dada, sino que debe conquistarse indefinidamente
Simone de Beauvoir
Si tienes un amor, déjalo libres, si vuelve a ti, es porque es tuyo; si no vuelve, es porque nunca lo fue.
En los zapatos de nuestro corazón se pueden colar también piedras que toman forma de relaciones no deseadas o tóxicas, simbiosis que en lugar de hacernos crecer nos hunden anímicamente, Compañías limitadoras, castradoras psicológicamente, víricas o negativas, que nos hacen sentir mal, generan mal humor y pesimismo y nos abren las puertas al agotamiento psicológico e incluso a la depresión. Son además causantes de serios daños a nuestra autoestima, así como frenos a nuestro potencial de desarrollo como personas.
¿Quién se inventó aquello de que el amor- mal entendido- no tiene límites? Siempre debe tenerlos. Nos va la vida en ello, literalmente. ¿Cuántas personas enferman incluso, mueren de amor? ¿Cuántas enfermedades de todo tipo tienen un origen psicosomático que se genera a causa de una disfunción emocional resultando de un desengaño, de una mentira, de un maltrato permanente, de una manipulación, de no quere5r ver la situación que nos rodea? Muchas. Demasiadas, tal vez, Por ello, el límite y el remedio a los malos amores está solo en la conciencia, en el balance emocional para el que, en general, no hemos sido educados. Es más, a ojos de según qué religiones y culturas, donde el sacrificio es uno de los valores fundamentales – especialmente el sacrificio- especialmente el sacrificio de ellos, lo que toca es pasar por el tubo, aunque la dialéctica emocional esté hundiendo la vida a la persona que sufre del mal amor y a los hijos, si los hay.
Un balance emocional implica capacidad de cuestionamiento interno y de diálogo permanente con nuestra pareja. No desde la inquisición ni desde la obsesión, sino más bien desde la dignidad, la apertura, la pregunta amable, la ternura y el deseo de bien común. Aunque también a veces sea necesaria la confrontación firme para quitar disfraces a realidades incómodas en la que, sin darnos cuenta para evitar el dolor, nos acabamos camuflando y perdiendo.
Probablemente, el amor maduro y consciente combina el amor propio con el amor al otro. Amarte a ti no implica anularme o destruirme a mí. Mi amor por ti no justifica mi abandono ni mi sacrificio existencial por mucho que el entorno o la historia haya repetido hasta la saciedad que así debe ser. Por ello, no puede haber el tan necesario balance emocional sin amor propio, sin respeto alguno mismo. Amar es construir una realidad conjunta basada en la responsabilidad, el respeto, el proyecto y al visión de futuro y los anhelos que hemos ido trenzando; Amar no es soportarlo todo al precio del sacrificio de la propia vida, Un amor que exija una contraprestación el propio sacrificio intelectual e incluso existencial no es amor, sino esclavitud disfrazada de exigencia romántica, resignación, vestida de paz barata e incluso, conflicto instalado de manera permanente y asumido como el escenario cotidiano. Todos ellos contextos ideales para la depresión, la abulia vital y el abandono existencial a largo plazo..
Àlex Rovira- La buena Vida
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario