Sentimientos: Reconocerlos para reconocernos



Con demasiada frecuencia se dice a las mujeres: eres una sentimental, te dejas llevar por las emociones. Se dice que el lado izquierdo de nuesro cerebro ( el de las emociones) prevalece sobre el derecho, la razón. Se ha sobrevalorado o sobredimensionado la trascendencia de los sentimientos y las relaciones en las mujeres, desde el naturalismo, considerándonos como un manojo de emociones, hasta ciertos sectores del feminismo. Para la mayoría de las mujeres, el mundo afectivo, amoroso es básico en cuanto a la valoración de su propia vida y la construcción de su identidad, pero esto ni parece incompatible con un componente racional y calculador.
.. Cuenta una joven amiga en una carta sobre un viaje de vacaciones compartido con otras amigas. Dice mi joven amiga: Todas nos conocíamos de tiempo, conocíamos nuestros genios, nuestras formas de expresarnos y de organizar las cosas.
Esto no significa que no hubiera diferencias, hubo muchas broncas, pero eran comprensibles, tolerables. Podría hablarte de cada una de ellas y de las cosas que vivimos, que fueron muchas y muy diferentes, pero busquemos las cosas relevantes.
Durante el viaje se produjeron situaciones tensas “ estuvimos hablando sobre el deseo, la competencia y llegamos a la conclusión de que la sinceridad es necesaria. El fallo yo no lo encontré en los sentimientos de competitividad que habían surgido, pues ésta es inevitable si apostáramos firmemente por una misma cosa. La facilidad con que cada una acepte una derrota, pues es en el fondo lo es, debería estar basada en una fortaleza individual, una autonomía firme. Lo desastroso es que estos sentimientos nos creen sensaciones incontrolables, irracionales, que no queden claras, de forma abierta, simple, que estas sensaciones se interioricen y nos enfrenten, que compliquemos problemas más simples, más reales. “
En Nosotras, libres, amantes, creativas, innovadoras de Claudia Bepko y Jo- Ann Krestan, encontramos algunos argumentos que pueden hacernos reflexionar: “La historia del amor cultural se encuentra en el origen de una gran parte de la vergüenza y del miedo que experimentamos ante la idea de expresar nuestro verdadero yo o de hablar en profundidad sobre nuestros sentimientos de amor y odio”. Frecuentemente, sostienen las autoras, la fuerza y el protagonismo de las mujeres se menosprecian debido a la carga emocional, ya que, como hemos visto, la sociedad “desprestigia, desconfía y convierte en algo patológico los sentimiento”. Por otro lado, el impulso que nos mueve a expresarnos en un elemento decisivo contra la idea de mujer-objeto. Expresamente es también quejarse, decir no, opinar, hablar, libremente... En palabras de la poetisa Adrienne Rich : “La mujer creativa es la única que se niega a obedecer, que ha sabido decir no, que no está al servicio de lo demás”
La idea actual de los sentimientos está basada en los análisis que de ellos se hicieron en el siglo XVIII y que desembocó en el romanticismo, del cual somos deudores en este aspecto. El siglo de la razón se abandonó al sentimiento. A la explosión romántica sigue un repliegue emocional ante cualquier tipo de efusión sentimental. Especialmente en público, las emociones y los sentimientos se tratan como rasgos de puerilidad o debilidad. Éstá ha sido una larga lucha, siempre perdida: “¿Desde cuándo/ la natural ternura es un delito?”
No puede ser banal lo que perturba. Si hablamos de conflictos, de crisis, tendremos que hablar necesariamente de sentimientos; interrogarnos, como hace mi joven amiga, acerca de las razones de que nos inquiete y perturbe tanto su expresión. Recordemos que la palabra “crisis” en el idiona chino contiene dos ideogramas: uno remite a peligro, otro a oportunidad. En nuestras lengua, crisis se asocia casi exclusivamente a conflicto, aunque durante siglos sólo se utilizó como sinónimo de cambio, para bien o para mal, y su etimología griega sugiere separación, disentimiento, disputa, desenlace, resultado. En esta concepción, el conflicto, en sus diferentes manifestaciones, es también fuente de crecimiento. Ineludiblemente, a lo largo de la vida habremos de enfrentarnos a él. Explorar nuestros sentimientos ocultos nos pueden ayuda a comprenderlo.

Carmen Alborch- Malas

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