Vivir con el dolor de una agresión sexual en la infancia te convierte en rehén del pasado


Por lo que sabemos, la vida no consiste en ser infeliz, sino de todo lo contrario. Pase lo que pase, hay que aprender y nunca renunciar a la paz, la felicidad interna e, inevitablemente, para llegar ahí antes hay que pasar por el perdón, cada uno a su manera

Rianne Orantes ha cursado estudios de reflexoterapeuta y es graduada en Naturopatía. En sus terapias hace uso de ambos conocimientos, combinando la reflexología podal y facial con la naturopatía y la sicoanalogía (origen emocional de los problemas de salud). Ahora ha dado un paso más en su carrera publicando la guía denominada «Tú puedes decir ¡No!» con la que pretende concienciar a la sociedad -tanto niños como adultos- de que hay que detectar cuándo se producen abuses sexuales en la infancia y que, a su vez, es posible superar las secuelas que éstos acarrean.

Pregunta: ¿Tú misma has afirmado que «lo que vivimos en la infancia, tarde o temprano, repercute en nuestra vida». Eso es evidente y, mucho más, cuando hablamos de abusos sexuales, pero ¿cuáles son las secuelas que pueden quedar tras sufrir una injusticia de este tipo?

Respuesta: Las secuelas que el abuso sexual puede dejar son muy variadas. En los niños aparecen desde cambios de comportamiento hasta autolesiones, problemas en la alimentación o eneuresis nocturna, entre otras. Cuando somos adultos y no hemos hecho algo para comprender y traspasar el abuso, nos podemos identificar con el rol de víctimas o podemos actuar de manera abusiva. También suele repercutir en nuestras relaciones personales y a nivel sexual pueden aparecer disfunciones. Es lógico tener una muy baja autoestima y desarrollar comportamientos inconscientes autodestructivos.

P: Y en este sentido, ¿qué terapias serían las más convenientes para abordarlo?

R: Para el niño una terapia sicológica que no le victimice, que le permita expresar y salir de cualquier rol que tenga que ver con el abuso, que le ayude a ser más libre, haciendo que se sienta apoyado, no sólo por su entorno afectivo, sino por la sociedad. Para el adulto, terapias que le permitan también salir de cualquier rol de víctima o verdugo: sicoterapia junguiana, por ejemplo, técnicas como la ICV (integración del ciclo vital,) EFT (técnicas de liberación emocional), constelaciones familiares, etc.

P: «Tú puedes decir ¡No! A las personas que se comportan mal con los niños» es una especie de libro-guía que has escrito dirigida tanto a niños como a sus padres. ¿Qué pretende comunicarnos con ella?

R: Con esta guía, pretendemos ayudar a los niños a ver la diferencia entre abuso y afecto; a enseñarles con un lenguaje cercano y sencillo en forma de historieta como actuar en caso de abuso, ofreciéndole apoyo y protección de su entorno y alentándolo a expresar cualquier situación relacionada con el abuso. Al mismo tiempo, la guía también puede ayudar a los adultos, no sólo a los padres, sino también a todas aquellas personas que están en contacto con los niños (médicos, sicólogos, docentes…) a saber cuáles son los signos, tanto físicos como psíquicos, que pueden ser indicativos de que se está produciendo una situación de abuso; saber cómo actuar ante el niño y cómo ayudarle de una forma sana, sin victimizarle.

P: ¿Qué falsas creencias acerca del abuso sexual están arraigadas en nuestra sociedad?

R: Sobre el abuso sexual se han suscitado muchos mitos, tópicos y falsas creencias que han tenido una incidencia negativa en el descubrimiento del mismo:

Los abusos sexuales sólo lo sufren las niñas.

Los agresores son casi siempre desconocidos.

Los efectos del abuso son irreversibles.

Los abusos sexuales son poco frecuentes.

P: Evidentemente, decir ¡no! ante una situación incómoda o sospechosa es muy importante, pero ¿es igual enfrentarse a un conocido que a un desconocido?

R: Por supuesto que no. La situación se agrava cuando la persona que ejerce de abusador es un conocido, y es el caso de un 90% de los menores que viven abusos en su infancia.

Si el abuso sexual es intrafamiliar tendrá más consecuencias que el extrafamiliar y dependerá del tipo de relación afectiva y de la frecuencia.

En la mayoría de los casos, los niños no se atreven a contarlo por miedo a romper la familia, a que lo rechacen, por vergüenza o por miedo a ser castigado, etc.

P: Algunas víctimas de abusos han asegurado: «Entras en una burbuja y te creas un mundo propio». Por este motivo, ¿usted cree que es fácil para unos padres o familiares cercanos detectar lo que está ocurriendo?

R: No, fácil no es. Creo que es importante que la sociedad, y los individuos en particular, tomemos consciencia de que es una situación que sucede, que una de cada cuatro niñas y uno de cada siete niños sufre abusos sexuales, y es necesario tenerlo en cuenta a la hora de detectar comportamientos extraños en el menor, cambios de conducta o cualquier reacción extraña.

Comportamiento extraño

P: Su guía también se puede utilizar como un modo de prevención. ¿Podría indicarnos cuáles son las principales pautas a seguir para que no ocurran abusos infantiles?

R: Cuando solicitemos servicios de baby sitter, asegurarnos de sus referencias y, si es posible, que sea alguien muy conocido. Aún así, se debe estar muy pendiente de las reacciones del niño. Escucharlo siempre, todo lo que quiera contarnos, aunque sea un niño tiene valor y su opinión cuenta. Demostrarle que estamos dispuestos a ayudarle en cualquier situación que se presente, que le atenderemos y escucharemos.

Promover el diálogo con él, dedicar tiempo para hablar de sus cosas, de lo que le inquieta, incomoda o preocupa. Tener en cuenta a los amigos de nuestros hijos, ya que, a veces, nos darán pistas sobre su comportamiento cuando no está en casa con nosotros. Si vemos cualquier signo de alarma que nos pueda hacer sospechar, enseguida poner nuestros sentidos a funcionar.

P: Según datos estadísticos, uno de cada cuatro niños es víctima, en algún momento de su vida, de abuso sexual, y sólo el 1% lo denuncia. ¿No le parecen cifras muy alarmantes? ¿Por qué es fundamental reconocerlo públicamente?

R: Sí, son cifras muy alarmantes y precisamente por eso, debemos tomar consciencia de este hecho, teniéndolo en cuenta cuando algo no va bien en la vida de un niño. Es muy importante que el menor pueda expresarlo y eso sucede cuando siente que hay personas cerca de confianza que le van a escuchar, entender y ayudar. El hecho de expresarlo y reconocerlo le permite liberarse, salir del trauma y poder ser el día de mañana un adulto libre y consciente de que, ante cualquier situación en la vida, se puede salir adelante, con comprensión y fuerza interior. No es fácil aceptar que has sufrido abusos, pero una vez que lo aceptas y lo comprendes, empiezas a soltar patrones que ya no te sirven para tu crecimiento y a transformarlos en consciencia.

P: De igual forma, según la Asociación para la Sanación y Prevención de Abusos Sexuales en la Infancia (Aspasi), este maltrato se da en todos los niveles sociales y, en la mayoría de los casos, lo cometen de forma repetida familiares y allegados. Por eso, el 86% de las víctimas lo silencia. ¿Qué opina al respecto?

R: Opino que es muy importante hacerse eco de estos datos y una vez que reconozcamos que el abuso sexual sucede, y más de los que pensamos, tenerlo en cuenta. El silencio suele estar motivado por miedo; como ya hemos dicho, miedo a romper la familia, miedo a no ser escuchado, miedo a las represalias, miedo a hacer sufrir a la familia, sobre todo a la madre, y es importante que el niño sienta que puede ser escuchado y entendido, que haya una buena comunicación con él, que sienta confianza y, sobre todo que esté bien informado, y éste es el objetivo principal de la Guía «Tú puedes decir No».

P: En este sentido, ¿cree que es más duro cuando te hace daño una persona que tú quieres o causa el mismo dolor cualquier abuso?

R: Por supuesto que el dolor es mayor cuando hay un vínculo afectivo. A mayor vínculo, más profunda puede ser la herida y más ayuda va a necesitar para sanarla pero, a la vez, cuando se consigue, más fortaleza emocional se puede alcanzar.

P: Además, algunos abusadores han sido víctimas pero ¿qué se esconde en aquellos que no lo han sido?

R: No me siento preparada para ahondar en las profundidades de la mente humana, y menos en la de personas que cometen tales atrocidades, pero seguramente detrás de alguien que es capaz de abusar de un niño, debe hacer mucho dolor o mucho odio acumulado y poca capacidad de empatía en general.

Actos delictivos

P: Además de una guía tan útil como la que ha publicado, en la otra cara de la moneda se encuentra el abusador, al que no se le presta la precisa atención. ¿Cree, por tanto, que sería necesaria una guía enfocada a estas personas? ¿Existe la curación para ellos?

R: Creo que para que la sociedad pueda tener en cuenta a la figura del abusador, primero tendrá que pasar por aceptar que los abusos sexuales son un hecho, y poner los medios necesarios para la prevención y el tratamiento de este tipo de actos delictivos. Asimismo, alguien que comete abusos también necesita ayuda: de su entorno, de las instituciones y de la sociedad en general. Creo que una forma sana de tratar el abuso es no victimizar ni demonizar, puesto que cuando nos identificamos con el rol de víctima o el de verdugo vivimos desde la inconsciencia más absoluta y dolorosa.

Emociones y tensiones

P: Usted, como terapeuta especializada en reflexología, ¿cree que es posible a través de esta técnica paliar también los dolores, no sólo físicos, sino psicológicos o emocionales derivados de un maltrato?

R: Creo que cada técnica o terapia tiene unos límites que no deberían rebasarse. La reflexología está muy indicada para dolores físicos, y aunque ahora ya se contempla la posibilidad que detrás de cada problema físico hay una emoción o emociones que pueden ser la raíz de dicha situación, no debemos olvidar que una situación de abuso conlleva una herida demasiado profunda para ser paliada por técnicas como la reflexología. Cada situación debe ser tratada por terapias que abarquen lo máximo posible la sanación, en este caso, de las heridas del abuso. Pero es cierto que, si además de hacer la terapia indicada, como por ejemplo sicología humanista, junguiana, transpersonal, constelaciones, etc., se reciben sesiones de reflexología, qué duda cabe de que la persona se sentirá mucho mejor y la ayudaremos a sentirse más relajada y aliviada de todas las tensiones que pueda estar generando o haya generado la situación.

P: A raíz de la guía «Tú puedes decir ¡No!» se ha creado una página Web y un grupo en Facebook para dar consejos y apoyar esta realidad. ¿Qué iniciativas vais a seguir realizando en este sentido?

R: Estamos creando una página web con el nombre de la asociación. Nuestro propósito con la Asociación «Prevenir y Sanar» , recién creada, es informar y difundir al máximo número de personas posibles que el abuso es un hecho. A través de la guía queremos ayudar al mayor número de niños posibles a través de los colegios e instituciones, a entender la diferencia entre el abuso y el afecto y a saber cómo actuar en situaciones de riesgo, además de crear en su momento grupos de apoyo para adultos que hayan sufrido abuso en la infancia y terapias sicológica, tanto para niños como para adultos. Queremos ser un lugar de apoyo para todos, sin demonizar lo que hemos vivido, ni tan siquiera a los que lo han cometido. Queremos acompañar a los que en su vida tienen que afrontar estas vivencias pero con el objetivo de liberarse de ellas e incluso llegar a perdonar a sus agresores, y no tanto por ellos como por nosotros mismos. Vivir con el dolor de una agresión de difícil comprensión, como es el abuso por un familiar en la infancia no es fácil, te convierte en rehén de tu pasado. Y, por lo que sabemos, la vida no trata de esto, sino de todo lo contrario, pase lo que pase aprender y nunca renunciar a la paz, la felicidad interna, e inevitablemente para llegar ahí antes hay que pasar por el perdón, cada uno a su manera.


Redacción
Entrevista a Rianne Orantes Naturápata, Reflexóloga y Directora del Centro Gandhaya Samadhi

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