Conductas basadas en el miedo




Si eres una persona que odia, culpa, manipula, engaña, pone excusas, roba, miente... vives con miedo. Si temes perder el control del poder, del dinero, de la fuerza, de tus emociones o de la conducta de los demás, vives con miedo. Si crees que no eres digno de amor y que nunca tendrás el amor, el apoyo, el cariño y el afecto de otra persona, vives con miedo.
Si simulas que eres fuerte cuando no es cierto, si aparentas ser feliz y ni lo eres, si finges que amas a alguien cuando no es verdad y si sonríes cuando estás sufriendo, estas viviendo una mentira, porque te estás protegiendo a ti mismo de tus propios temores. Y lo que es aún peor, te estás engañando a ti mismo de tus propios temores. Y lo que es aún peor, te estás engañando a ti mismo ante la posibilidad de hacer frente a tus miedos y de llegar a ser verdaderamente libre. La verdadera liberación consiste en liberarte de tus miedos.
Las siete emociones básicas siguientes poseen rasgos basados en el miedo, aunque en principio no te parezca muy evidente. Probablemente podrás reconocer uno o más de estos patrones en tu respuesta emocional ante la vida.
La testarudez es el miedo a enfrentarse a nuevas situaciones. ¿Evitas cualquier cambio a toda costa, a pesar de que existan razones válidas para cambiar? ¿Te inventas formas de evitar las situaciones nueva? ¿Te puedes considerar a ti mismo como alguien decidido, aunque esa determinación sea fruto del miedo? La testarudez es un rasgo muy difícil de soportar para las personas que viven contigo, puesto que no ofreces ninguna flexibilidad.
La Autodeterminación es básicamente el miedo a perder el control. Si eres un perfeccionista disciplinado o un fanático de la política o de la religión, tus esfuerzos por mantener el control a cualquier precio pueden estar enmascarando un temor a intimar con alguien, ya que ello supondría poner al descubierto la sensación que tienes de valer muy poco. Actuar desde la necesidad de controlar, crea barreras entre los que te aman y tú. Una autovaloración pobre te puede conducir a una lenta destrucción personal y al abuso de las drogas, el alcohol, la comida, el sexo u otras conductas de evasión.
Infravaloración, procede del miedo a sentirse inferior. ¿Te sientes humillado o insignificante en muchas situaciones? Si te estás continuamente rebajando ante los demás y de algún modo están haciéndoles saber que los vas a defraudar, es que te sientes inferior. Si te sueles embarcar en empresas vacías de contenido y rara vez acabas nada de lo que empiezas, o si continuamente haces cumplidos a todo el mundo con la esperanza de que te lo sepan agradecer, puede que estés viviendo con este temor.
Ser un mártir es el miedo a considerarte inútil. Eres un mártir cuando de algún modo te dejas manipular, convirtiéndote en el cordero sacrificado por otros con la esperanza de que se rinda tributo a tu valía personal. Cuando recuerdas constantemente a los demás todos los sacrificios que has hecho por ellos, obligas a quienes te quieren de verdad a aceptar tus irracionales peticiones, buscando obtener apreciación en pago de los servicios prestados. Sentirse mártir puede sabotear cualquier progreso en la vida, destruir relaciones personales y causar enfermedades.
La Codicia procede del temor a la pérdida de algo y también del deseo. Las personas codiciosas nunca tienen suficiente amor, fama, dinero ni objetos materiales. Pueden llegar a ser voraces y despiadadas, cuando tratan de obtener lo que desean, y nunca miran atrás para ver a quién a qué le han puesto la zancadilla en el camino. Si eres una persona vanidosa y con tendencia a jactarse, tal vez estés actuando con codicia.
La arrogancia es, en el fondo, miedo a ser vulnerable. En realidad eres tímido, pero aparentas ser presuntuoso y altivo para mantener a los demás lejos de ti. Los demás encuentran muy difícil establecer una relación íntima contigo porque no les dejas acercarse lo suficiente. Crees que debes proteger tu vulnerabilidad. Si te fijas, descubrirás que debajo de tu vanidad y tu orgullo hay un enorme vacío.
La impaciencia es el miedo a pederte algo, con el convencimiento de que haya lo que haya al volver la esquina, siempre sería mejor que lo que está sucediendo en el aquí y ahora. Alguien impaciente empezará muchas cosas y acabará pocas de ellas. ¿Te sientes constantemente agotado e insatisfecho, queriendo que todos se haga el momento y molesto cuando tienes que esperar? La persona impaciente hace que quieres la rodean se sientan abandonados y despreciados, pues parece que preferiría estar haciendo otra cosa en lugar de atender el asunto que ahora la ocupa.
En algún momento de nuestra vida todos hemos tenidos estos rasgos, pero por lo común, uno de ellos suele predominar sobre los demás. Si puedes identificar cuál es tu rasgo predominante serás capaz de trabajar para superarlo y tratarás tus emociones de un modo más maduro.

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