Actitudes ante la vida



Luego de haber visto la película ¿Y tú, qué sabes?, dirigí mi mirada a una serie de especialistas que son mencionados en este especie de filme y documental, como por ejemplo el Dr. Masaru Emoto.

El planteamiento del Dr. Emoto, y de la cual hay también un libro que se llama “Los estados físicos del agua”, debe ser tomado como toda información nueva que llega a nuestras manos, como una plataforma para investigar más acerca de ello.

Su estudio, interesado en las propiedades curativas del agua, se basa en la premisa “demostrada” de que el agua como todo ser vivo, tiene una reacción a nivel celular ante ciertos estímulos del exterior, como la música o las palabras.

Estos estímulos las dieron como resultado formas sorprendentemente bellas y armónicas; y lo contrario. Bajo esta premisa, si los seres humanos, dice Emoto (que lo estoy traduciendo de manera muy elemental) somos 80 por ciento agua, reaccionamos de la misma manera a los estímulos del exterior: llámense palabras, actitudes, etc.

Sin que este sea el descubrimiento del hilo negro, Emoto pone en la mesa lo que ya otros gurús (Deepak Chopra, Osho, entre otros) sostienen: cómo las palabras y nuestra actitud respecto al mundo en nuestro organismo forman parte de un todo que impacta sobre nuestro cuerpo y la salud emocional, su relación con salud/enfermedad, felicidad/infelicidad, etc.

El cómo es el problema

La mejor forma de perder la vida es tener una cierta actitud ante ella. Las actitudes tienen su origen en la mente. Si cada una de nuestras actitudes (soy muy miedosa, insegura, no tengo suerte con los hombres, por poner ejemplos) todos estos pensamientos y miles más, se convierten en nuestras creaciones, y más tarde se convierten en prejuicios, invenciones pues.

Todas las actitudes respecto al mundo en realidad son profundamente egoístas, y básicamente absurdas. Básicamente lo ideal es no vivir la vida a través de filosofías o a través de patrones de conducta. Como normalmente lo hacemos, respondiendo a la vida en función de lo que nos contaron que era!!!

¿Debo comenzar de cero?

Parece ser que el secreto es abrirse a las infinitas posibilidades del universo. Eso nos convertirá en seres vulnerable, accesibles, y cuanto más vulnerable seas, más accesible serás y con ello tendrás mayores posibilidades de vida. Cosa que suena completamente lógica.

Según estas mismas premisas, son nuestras actitudes las que funcionan como barreras; entonces la vida nunca llega a nosotras como es, sino que la queremos modificar para encajar en cierta filosofía, en tu religión, en tu ideología y en esa misma adaptación, algo muere.

¿Es importante tener algún tipo de actitud ante la vida?

El reto que se plantea en este sentido es no tener ningún tipo de expectativa ante la vida. Sin imponernos ante ella. De lo contrario no haremos otra cosa más que perder.

Es mejor no poner etiquetas a la vida, dejarla abierta sin final, es mejor no clasificarla, no etiquetarla. Con ello, al menos nos acercamos a una experiencia más cósmica porque la existencia es un todo, es una unidad orgánica. La hoja más pequeña de hierba, la más pequeña de las hojas de un pobre árbol, es tan
importante como la más grande de las estrellas.

Nos precipitamos y luchamos por encarar la vida desde un cierto punto de vista, de ahí que nuestra vida se vuelva limitada.


Esmeralda Figueras
Tocamujer.com

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