¿Cómo valoras a tu pareja? I
Lo positivo y lo negativo están muy cerca en las relaciones de pareja. Pero nuestra mirada es muy poderosa y podemos utilizarla para mejorar nuestra relación y crear un espacio en que desplegar todo nuestro potencial
Para que algo mejore muchas veces el primer paso es que seamos capaces de verlo de una manera diferente. Si aplicamos este principio a las relaciones de pareja, comprobaremos que al cambiar nuestra manerar de mirar y valorar al otro no sólo le ayudamos a sentirse mejor, sino que sobre todo mejora nuestra relación.
¿Por qué elegimos a una persona como pareja y no a otra? Las peculiaridades de cada uno ya no están presentes en el inicio de la relación, sólo que entonces tienen otro significado. A una mujer, por ejemplo, le atrae la ternura y la introversión de un hombre, en quien ve a alguien que la puede escuchar y comprender, pero con el tiempo termina por encontrarlo aburrido y tremendamente soso. Al hombre que se enamoró de esa mujer expresiva y emocional porque le hacia sentirse más vivo, ahora le desbordará su sensibilidad. Es decir, donde antes se veía serenidad o franqueza ahora se percibe desinterés o caos emocional. Pero, ¿Qué ha cambiado realmente? ¿La persona o la percepción que se tiene de ella?.
La manera en que valoramos y percibimos al otro define en gran parte nuestra relación. Y éste es uno de los mayores descubrimientos que podemos realizar en nuestra vida de pareja.
Valorar significa precisamente otorgar un valor determinado a algo, pero a menudo se olvida que se trata de una apreciación subjetiva y cambiante. Cuando etiquetamos algo como bueno o malo, positivo o negatuvo, no es que lo sea en sí, sino que lo estamos interpretando y midiendo de ese modo según nuestros propios valores. Ningún observador es ajeno a lo que observca. y a valorar a la pareja a través de una lentes particulares, que están confeccionadas por las experiencias pasadas, los propios miedos, creencias, esperanzas, futuras...
Un cambio de percepción
Construimos así una imagen y una opinión de nuestra pareja. Vemos lo que nos gusta y también lo que nos disgusta, y en ocasiones pesa más un platillo de la balanza. En el enamoramiento, por ejemplo, es común sobrevalorar, pues se magnifican las cualidades a expensas de los defectos. Mientras que en otros momentos la atención a aquello que molesta.
No es negativo formarse una imagen de la pareja y, de hecho, es imposible no hacerlo, Lo que puede resultar dañino es quedarse anclado en una visión determinada de cómo es el otro, especialmente, cuando se generan situaciones de culpabilidad, ineptitud o imposibilidad que llevan al malestar y desencuentro.
A menudo en la pareja aparece una exigencia muy difícil de satisfacer. Quiero que seas diferente de como eresDe algún modo somos prisioneres de nuestra propia percepción y a menudo nuestra forma de ver los problemas es lo que genera precisamente la dificultad.
¿Acaso nuestra manera de juzgar a la pareja no puede estar influyendo negativamente en la relación? Si se desea cambiar algo, es preciso empezar por uno mismo, modificando la percepción que se tiene de la pareja.
Cristina Llagostera
Psicóloga.
Cuerpo-Mente 167
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